Eleú Pérez aprendió sobre la importancia de ser generosos durante su etapa universitaria. Fue en los estudios bíblicos donde se dio cuenta de lo significativo que era aportar con el propósito de expandir el evangelio en las universidades del país. Tras 43 años donando al movimiento, se ha convertido en el eterno donador del GBUCH.
No es ningún secreto que los tiempos que corren son bastante extraños. Nuestras vidas como estudiantes universitarios dieron un vuelco. Muchos lamentamos tener universidad sin tener vida universitaria. Sin embargo, estas constantes tragedias a veces nos ciegan de otras necesidades. Necesidades que pueden vivir nuestros hermanos y hermanas en la fe, así como el propio movimiento de GBU.
GBU es un movimiento auto sustentado y autofinanciado. Sus ingresos llegan de las propias actividades de recaudación de fondos que hacen los estudiantes y, en mayor medida, a partir de las donaciones realizadas por profesionales que en su juventud participaron de algún modo en esta comunidad.
En tiempos de crisis es lógico que prioricemos el bienestar propio y el de nuestra familia. Sin embargo, la Biblia nos enseña a hacer el bien más allá de toda lógica primaria. El mismo bien que Dios nos enseñó a hacer mediante su Hijo, a quien envió a la Tierra para morir por nosotros.
Por lo mismo, consideramos pertinente acudir a un veterano GBUísta, Eleú Pérez. Quien, con su personalidad estoica y abnegada, ha sido uno de los mayores ejemplos generosidad dentro de los profesionales donadores al GBU.
A sus 66 años, su experiencia es innegable. Está casado y tiene una hija y una nieta. Estudió para ser profesor de Estado en Enseñanza Industrial en la Universidad Técnica del Estado (UTE), ahora Universidad de Santiago, y allí estuvo a cargo del núcleo que funcionaba en la Escuela de Artes y Oficios y en la casa central de la universidad, desde el año 1973 hasta el 1978.
Conoció el núcleo en 1973. Cuando el hermano Ian Milmine, misionero anglicano, le invitó al GBU. Allí incluso conoció a Felicity Bentley-Taylor, fundadora del movimiento en Chile.
¿Qué es lo que más rescata de su experiencia universitaria en Cristo?
El haber participado en la universidad en el núcleo del GBU me significó tener un sustento emocional y espiritual en Cristo, fue el lugar donde aprendí a superar mis conflictos existenciales, donde tuve que enfrentar la inseguridad, la timidez y mi debilidad emocional.
«El pertenecer al GBU y compartir con hermanos de diferentes carreras, me ayudó a descubrir mi vocación, preparándome para ejercer mi profesión como profesor. Lo que me ha permitido enseñar, orientar y animar a mis alumnos con la dirección de nuestro Dios durante 43 años«.
¿Qué le motivó a empezar a donar para el movimiento siendo ya un profesional?
Creo que aprendí a donar durante los años como estudiante. Porque influyeron fuertemente en mí los estudios bíblicos que trataban el tema sobre la importancia de aportar con el propósito de expandir el evangelio en las Universidades del país. Además, como profesional ocupé el cargo de secretario del Comité Administrativo durante 10 años junto al hermano Alberto Bull como presidente y el hermano Pablo Gutiérrez como tesorero. Nos reuníamos en casa de nuestro hermano Alberto Bull. También se formaban grupos de oración, organizados por las hermanas Cortés como estudiantes y nos reuníamos en la oficina que se arrendaba durante varios años.
¿Por qué cree que es importante ser generosos con nuestros ingresos?
Porque debemos aprender que no solo recibimos bendiciones, sino que también nos corresponde estar dispuestos a cooperar para que otros también sean bendecidos.
¿Cómo ha sido la experiencia de seguir donando al movimiento durante todos estos años?
Una experiencia interesante, ya que sin presión externa he tomado la responsabilidad de continuar donando después de 43 años de egresado, se mantiene en mí la preocupación de no olvidar que en la continuación de los años existe una multitud de estudiantes que necesitan ser orientados y apoyados en Cristo durante su trayectoria estudiantil, para que después como profesionales no se olviden del ministerio del GBU.
¿Cómo sientes que te ha bendecido Dios a través de tu entrega monetaria?
Nuestro Dios me hace sentir tranquilidad y satisfacción de cumplir con el deber de toda persona que ha tenido el privilegio de ser llamado a su Evangelio. Además, he sido testigo de la fidelidad de Dios, del sustento diario que provee a mi familia.
¿Cómo crees que ha afectado la pandemia a las donaciones regulares?
En realidad, la pandemia vino a trastornar el diario vivir de toda la humanidad y, a la vez, nos dio un gran remezón a la conciencia. Al mismo tiempo, no debemos ignorar que una gran multitud ha sufrido la pérdida de sus ingresos como profesional. Lo que también ha obligado al estudiante trabajar para aportar económicamente en su hogar, más aún si el padre de familia ha perdido su trabajo. Ruego a Dios que pronto restaure la economía en los hogares, para que estudiantes y profesionales continúen aportando a la obra del señor Jesucristo.
¿Qué nuevas oportunidades y desafíos encuentras que Dios nos ha brindado a través de la pandemia y el encierro?
La oportunidad de renovar cada día el compromiso que tenemos como creyentes en Cristo y tomarnos de las promesas que Dios nos ofrece para seguir luchando y trabajando en la difusión del Evangelio. Utilizando las nuevas tecnologías. Además, hay que recordar que nuestro deber es presentar a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas.
¿Qué mensaje le podrías entregar a los actuales donadores y a quienes todavía son estudiantes y no han empezado a donar?
Hago un llamado a todos los donadores profesionales y estudiantes que tendrán el desafío y a la vez el privilegio de ser futuros donadores, que no pierdan la visión de lo que significa ser partícipe de un gran ministerio de evangelización en el medio de estudios superiores, donde muchos estudiantes ya convertidos a Cristo corren el riesgo de ser arrastrados por “falsas filosofías y huecas sutilezas”, sin embargo por misericordia de nuestro Dios, ha ubicado estratégicamente en los distintos lugares de estudios, núcleos de estudiantes cristianos, para que en forma sabia e inteligente puedan apoyar al creyente y aquel que anda en busca de darle sentido a su vida.
Muchas gracias por sus palabras, Eleú.
Gracias a ti. Por último, No quiero dejar de compartir el siguiente versículo que mi hermana Felicity me entregó en un momento de mucha confusión y angustia, como estudiante. También agradezco a todos mis Hermanos que influyeron directa e indirectamente, en mi formación como cristiano.
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
Isaías 41:10
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