“Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:19
¡Que lindo ver como Pablo menciona la provisión de Dios por medio de la iglesia de Filipo! Y aunque las cosas no han sido fáciles, en todo, Pablo ha visto la mano de Dios. Todo lo aprendido y todas las experiencias que ha vivido, le han servido para poder animar a otros. Y es que Pablo ha visto que Dios provee de forma personal, por lo que confía en que también proveerá para las necesidades de sus oyentes.
Para mi ha sido similar. Creo que, si tuviera que describir este último año con el Señor en unas pocas palabras, usaría: milagroso, misericordia y fidelidad.
Trabajando desde lejos fue una bendición, pero también tenia su precio. El estar en un país con una cultura diferente y sin la facilidad de poder visitar a estudiantes o universidades hacía la realidad de Zoom la única realidad. De pronto, mi vida se volvió completamente online, con reuniones de Zoom a cada hora y con una necesidad de usar Instagram y Whatsapp como nunca lo había hecho antes. Sí, estaba la regalía de poder disfrutar de mi familia y de mi casa en Miami, pero de a poco la distancia se sentía.
Por misericordia de Dios, se abrió la posibilidad para viajar a Chile. Al principio hubo varios cambios y me tocó hacer cuarentena, pero ¡al fin había llegado! Y con un “tiki tiki ti”, empecé aprender no solo la cueca, sino que también de la cultura y la gente chilena. Había llegado en septiembre y poder ver el país floreciendo, lleno de felicidad y fiestas, me animó al trabajo que estaba por empezar: el volver la vida “online” a presencial.
Al principio costó. Muchos estudiantes aún estaban con miedo de reunirse de manera presencial. Otros vivían en los campos o en ciudades lejanas. Dos generaciones completas de estudiantes que nunca habían caminado por sus universidades. Estudiantes cansados y sin fuerzas para otra reunión o llamada. ¡Pero Dios es fiel! De a poco, empezamos a reunirnos. Al principio no había mucho ánimo, pero solo tocaba tener una reunión con otros para que empezaran a salir los comentarios: “Oye que rico es reunirse con otros, ¡se tiene que repetir! ¿Cuándo nos vemos otra vez?”.
Mudarse de casa en tiempos de pandemia es un lio. ¡Imagínate el mudarse a otro país! Me tomó algunos meses, de buscar, llamar, preguntar, orar, para finalmente encontrar departamento. Hubo un momento que dudé si iba alcanzar a tener un lugar para arrendar antes que terminara el año. ¡Pero el Señor hizo un milagro! Gracias a la ayuda de amistades, encontré el lugar perfecto. Justo el precio que estábamos buscando, en un barrio seguro y céntrico de Temuco, y a minutos de las universidades. ¡Dios es bueno!
No pude haber pedido un mejor término de año que con el primer campamento presencial de GBU Temuco. Igual que con tantas instancias de este año, hubo incertidumbre y momentos de duda. Estaba el peso real de que este era el primer retiro que se hacia en pandemia, no queríamos que nadie se contagiara, pero también estaba la duda si esto en realidad respondía una necesidad de los estudiantes y se inscribirían. Y fue así, el Señor proveyó de todo, en lo financiero, en la búsqueda de un lugar, por nuestra salud, que hubiera participantes, etc.
No sé cómo terminaste el 2021. Quizás estas en un tiempo de muchos cambios, quizás la muerte ha visitado tu familia o amistades, quizás estas cansado o desanimado. Igual que Pablo, te cuento estas historias porque conozco a un Dios que provee. Quizás provee de las formas mas inesperadas, pero es un Dios que interviene en la economía, en las circunstancias mundiales, en lo más íntimo de nuestra alma, y provee la paz, los recursos, las personas, para que confiemos en Él. Espero que esto sirva de aliento y un recordatorio de que tenemos un Dios grande, y un buen papá que nos escucha y nos acompaña. Si aún no conoces de este Dios, Él no está lejos, mándanos un mensaje que nos encantaría compartir contigo y mostrarte cómo conocer más de Él.
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