Rebecca Manley Pipper comienza su libro planteando una pregunta que no pasa desapercibida al momento de querer compartir el Evangelio ¿Debo ser respetuoso hacia la gente y olvidarme de la evangelización, o debo bombardearlos con el evangelio y olvidarme de su dignidad como seres humanos? ¿Qué pasa cuando somo “demasiado cuidadosos” y al final por no incomodar nunca presentamos el Evangelio? ¿les ha pasado que se sienten culpables? ¿cómo han resuelto el desafío de obedecer el mandamiento de ir y hacer discípulos a las naciones en las tareas cotidianas?
En Chile, el Grupo Bíblico Universitario (GBU) invita a los estudiantes a formar grupos pequeños de estudio bíblico en la Universidad, pero ¿a quiénes invitamos a nuestros estudios bíblicos? Incluso, si ya egresaste, ¿a quién estás invitando a la iglesia y grupos caseros? Será que, al igual que la autora, nos hacemos una imagen del tipo de personas que se interesarán por leer la Biblia. Rebeca describe a los que ella esperaba como: pasivos, solitarios y vulnerables; sin embargo, Dios la sorprendió con las personas que llegaron y resultaron bastante normales. Puede que les sorprenda leer la historia de Mary en el primer capítulo, pero no haremos spoilers… vale la pena cada detalle de esa historia.
Este es uno de los libros que se encuentran en el nivel uno plan de lectura, y es una invitación a entender el Evangelismo como un estilo de vida. En adelante, haremos una breve revisión, siempre es bueno recordar que el Evangelismo es otra forma de conocer a Dios.
“Evangelismo como un estilo de vida”
Jesús, el más humano de todos
En palabras de la autora: “Nuestra humanidad no es problema para evangelizar.” Al ser estudiantes, tendemos a dudar de nuestra asertividad o capacidad, y olvidamos que fue idea de Dios hacernos humanos, no nuestra. Incluso, mientras estudiamos, a veces olvidamos es Dios quien nos lleva a la Universidad; y mientras recorremos los pasillos y salas de clases, el Evangelio habita entre nuestros compañeros gracias a las cristianas y cristianos que recorremos las distintas casas de estudio.
“Dios no envió un telegrama para mostrarnos un tratado evangelístico desde el cielo ni repartió un millón de stickers desde el cielo diciendo: “sonríe, Jesús te ama”. El envió un hombre, su hijo, a comunicar el mensaje. Su estrategia no ha cambiado el envía hombres y mujeres a cambiar el mundo. Tu puedes pensar que su estrategia es arriesgada, pero ese es problema de Dios, no nuestro.”
Debemos identificarnos con el mundo, pero Evangelizar es una cuestión de obediencia y otra manera de conocer a Dios.
Debemos identificarnos con el mundo, pero Evangelizar es una cuestión de obediencia y otra manera de conocer a Dios.
Rebeca identifica 3 cuestiones principales en relación a la obediencia: ¿A quién obedecemos? ¿Por qué debemos obedecer? y ¿Cuál debe ser el alcance de nuestra obediencia? desarrollando las ideas principales en relación a la Escritura y la vida de Jesús.
Nuestras casas de estudio nos invitan constantemente a desarrollar ejercicios intelectuales que sin darnos cuenta se filtran en nuestra lectura y comprensión de la palabra paralizándonos; sin embargo, el llamado de Jesús es a la acción. La obediencia revela una armonía de propósitos entre la voluntad humana y la divina.
“Un verdadero discípulo de Jesús es el que hace lo que hace Jesús -obedecer la voluntad de Dios”
Dios nos llama a vivir en santidad y obediencia. Nos identificamos radicalmente con el prójimo, pero también nos diferenciamos radicalmente. Las diferencias superficiales no hacen más que forjar un carácter débil sustentado en las apariencias, si queremos ser seguidores de Jesús sus enseñanzas deben saturar nuestra vida.
“La Santidad, en la perspectiva de Dios, está íntimamente conectada en cómo tratamos a las personas. La Santidad está enraizada en las relaciones.”
Como GBU, invitamos a los estudiantes a vivir el Evangelismo como un estilo de vida; entendiendo que estamos Fuera del Salero para servir al mundo.
Los invitamos a disfrutar de esta lectura, es un libro desafiante, práctico y divertido. Y, ya sea como estudiantes o profesionales, necesitamos recordar con fuerza que el Evangelio nos permite cruzar libremente el abismo entre Dios y la humanidad.
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